Los increíbles delfines que con sus señales ayudan a los pescadores de Brasil a capturar más peces

Se trata de un raro ejemplo de colaboración entre animales y humanos que beneficia a ambos

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Parece el argumento de una bonita leyenda, pero es completamente real. Los delfines mulares se coordinan con los pescadores de la ciudad de Laguna, en la costa sur de Brasil, para capturar peces. Esta emocionante relación cooperativa, extremadamente rara entre dos grandes depredadores, ocurre desde hace más de 140 años y se ha transmitido de generación en generación entre pescadores y delfines. Al parecer, beneficia a ambos.

Cada otoño, los delfines mulares residentes en Laguna empujan los bancos de pequeños peces, generalmente salmonetes, hacia la costa, donde se encuentran los pescadores con sus redes. Cuando los delfines se acercan a los humanos, hacen una señal, golpeando sus cabezas o colas contra de la superficie del agua. Rápidamente, los pescadores echan sus redes, logrando una buena captura.

«Sabíamos que los pescadores estaban observando el comportamiento de los delfines para determinar cuándo lanzar sus redes, pero no sabíamos si los delfines estaban coordinando activamente su comportamiento con los pescadores», señala Mauricio Cantor, investigador de la Universidad Estatal de Oregón y responsable del estudio que publica esta semana la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’ (PNAS).

Para aclararlo, Cantor y su equipo utilizaron drones e imágenes submarinas para observar el comportamiento de los pescadores y los delfines con un detalle sin precedentes. Así, «descubrimos que ambos capturan más peces trabajando en sincronía», asegura el investigador. «Esto demuestra que se trata de una interacción mutuamente beneficiosa entre los humanos y los delfines», subraya. Los cetáceos que participan en la pesca cooperativa aumentan un 13% sus tasas de supervivencia y los pescadores obtienen mayores ingresos.

La práctica se considera una tradición cultural en la ciudad de Laguna. Hay relatos históricos y recientes de comportamientos similares en un puñado de lugares en otras partes del mundo, pero están en declive, han desaparecido por completo o permanecen sin estudiar. La naturaleza rara de la práctica es una de las razones por las que se está considerando designarla patrimonio cultural en Brasil.

«Desde la perspectiva de los pescadores, esta práctica es parte de la cultura de la comunidad en todo tipo de formas», dice Cantor. «Adquieren habilidades heredadas de otros pescadores y el conocimiento se difunde a través del aprendizaje social. También se sienten conectados con este lugar y tienen un sentido de pertenencia a la comunidad», explica.

Práctica amenazada

Sin embargo, los investigadores temen que la práctica se vea amenazada si las poblaciones de salmonetes, el tipo de pez que tanto los delfines como las personas buscan, continúan disminuyendo, o si las futuras generaciones de pescadores pierden interés en aprender este singular arte de pesca. «Es poco probable que la práctica continúe si los delfines o los pescadores ya no se benefician de ella», advierte el coautor Damien Farine, de la Universidad de Zúrich y la Universidad Nacional de Australia. En realidad, los investigadores ya están viendo señales tempranas de declive en la práctica.

Delfines y pescadores tradicionales cooperan en Laguna
Delfines y pescadores tradicionales cooperan en Laguna M. CANTOR

La mayoría de las interacciones entre humanos y otros animales son más competitivas que mutuamente beneficiosas. Pero este caso es excepcional. Por eso, los investigadores sugieren que pueden ser necesarias varias medidas de conservación para asegurar el futuro de la práctica. Primero hay que tratar de identificar la fuente de la disminución de salmonetes y tomar medidas para manejar mejor esa especie, como reducir el uso de redes ilegales a través de la aplicación de la ley. Además, proponen ofrecer incentivos para fomentar la práctica tradicional, como establecer un precio superior para el pescado capturado con este método.

«Este fenómeno de interacción mutuamente beneficiosa entre la vida silvestre y los humanos se está volviendo cada vez más raro y parece estar en riesgo global», avisa Cantor. «El valor cultural y la diversidad biológica son importantes, y es importante preservarlos».

Fuente: ABC

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