«Ya sois amigos de nuevo, cabrones», suelta ‘Checo’ Pérez al observar a Fernando Alonso y Carlos Sainz charlando animados camino de la parrilla de salida en Miami. Y Alonso sonríe porque es su estado natural de estos días, imposible borrarle el gesto risueño aunque se enrede un día con Sainz por una maniobra o con los comentaristas de Dazn por vaya usted a saber. Alonso está rozando la perfección en el pilotaje del Aston Martin. Inalcanzables para nadie los Red Bull, el asturiano lleva cinco carreras sin fallos y cuatro podios. En Bakú se le escapó el pleno por menos de un segundo en aquella larguísima recta de 2,2 kilómetros.
Lo dijo un observador neutral, presentador puntual de la gala postcarrera en Miami, el expiloto Jenson Button. «No es que hayas vuelto, siempre has estado ahí. El que volvió fue el coche». Y de nuevo la sonrisa de Fernando Alonso, contraste con los últimos años en la F1 de cierta penuria.about:blank
Cuatro podios son un resultado espectacular para Aston Martin, el séptimo equipo de diez el año pasado, y para Fernando Alonso, cuya trayectoria vivió un evidente freno en la última década. Desde 2015 a 2023 solo escaló una vez al podio (Catar 2021 con el Alpine).
De 2015 a 2018, la nada absoluta en el ciclo con McLaren y los motores Honda y Renault más los dos años que estuvo retirado en ese periodo del ‘hasta luego’ que nunca fue un ‘hasta siempre’.
El salto para Aston Martin es elocuente: ha conquistado cinco podios en sus tres temporadas como fabricante de coches de Fórmula 1. Cuatro de Alonso y uno de Sebastian Vettel (Bakú 2021). Para los entusiastas de las coincidencias, el tercer puesto del español en Miami fue el número 33.
A 15 puntos por carrera en esta temporada en verde (en Bakú sumó también los de la carrera esprint), el ovetense construye una senda casi perfecta. Imposible hacerlo mejor: cuatro podios de cinco, 60 puntos, casi pleno de posibilidades teniendo en cuenta que los Red Bull están en otra división como demostró Verstappen en Miami.
Y, sobre todo, viendo que su compañero Lance Stroll, el hijo del dueño, no llega ni de lejos a las cifras de Alonso. Dos carreras sin puntuar y un cuarto como mejor resultado. Cuando se habla de lo anodino de la Fórmula 1 por la prevalencia del coche sobre el piloto, hay que tener en cuenta estas diferencias tan evidentes: Stroll no es Alonso.
«Lance es un piloto que piensa como un compañero de equipo, como ya vimos en Bakú. El año pasado, me pasó todo lo contrario. Yo era, siempre, el primer objetivo de mi compañero y eso obviamente, es algo que no beneficia en absoluto al equipo», elogió Alonso a Lance Stroll.
En directa correlación con la pugna encarnizada de los dos pilotos de Red Bull, propietarios del mejor coche 2023, el asturiano es el protagonista de la temporada. Lejos de convencionalismos y lenguaje políticamente correcto, busca siempre otra alternativa en las declaraciones.
Después de la carrera de Miami aseguró que, en una carrera en solitario como ejecutó, se dedicó a «ver la tele» por las pantallas del circuito para cotejar si Stroll conseguía puntos. La sonrisa en el rostro mientras formulaba ese comentario…
Y mucho más influyente fue su intervención en la rueda de prensa de los tres latinos en las tres primeras posiciones de la Q3 del sábado, el mexicano Sergio Pérez y los españoles Alonso y Sainz. «Voy a hablar en español porque somos la segunda lengua del mundo y merecemos que se hable en español». Una declaración en un mundo de habla inglesa que ha sido más útil que muchos programas de difusión del castellano.
Sin lluvia
«Ha sido un inicio de temporada fantástico, cuatro podios en las cinco primeras carreras», analizó Alonso después del GP Miami. El piloto ya no quiere lluvia, ni elementos ajenos que alteren el orden natural que coloca a su Aston Martin como el segundo bólido en rendimiento. «Nuestro objetivo es tener controlados a Mercedes y Ferrari. Red Bull está haciendo un mejor trabajo que los demás».
El punto fuerte del Aston Martin es el ritmo constante y sólido que tiene los domingos con cualquier neumático y los circuitos con curvas lentas donde aprovecha su violenta salida de los giros. Es el siguiente paso: ganar. La victoria 33.
El plan es prepararse y el diagnóstico de circuitos propicios señala a Mónaco y Barcelona, dos pistas lentas sin apenas rectas. «Cuando tengamos la oportunidad de ganar, debemos asegurarnos de que estamos en la mejor posición para capitalizar. Y eso es exactamente lo que estamos haciendo en este momento».
Fuente: ABC
